El rol de los padres en la educación de los hijos

EnSuCamino

«Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él.» Proverbios 22:6
 
Las tinieblas la tienen muy clara, por eso están empecinadas en lograr que los padres deleguen la crianza de sus hijos fuera del hogar, desde pequeños sus hijos pasan más tiempo por fuera de la casa que dentro de ella y en el poco tiempo que pasan en casa no son instruidos por sus padres porque estos llegan muy cansados y es «responsabilidad de otros».
 
Luego cuando crecen los padres se preguntan «¿porqué mi hijo parece cada vez más distante y no me cuenta lo que le pasa?», y se lo atribuyen a la edad y la adolescencia, no atan los cabos, tu fuiste el que saco a tu hijo del hogar, tu lo has estado alejando desde pequeño, aún con las mejores intenciones y queriendo «darle lo mejor», porque de alguna manera la cultura del momento te convenció que lo mejor para tus hijos era meterlos en un buen plantel educativo, comprarle cosas y darle «todo lo que tu no tuviste».
 
Pero nadie te dijo que lo mejor para un hijo son sus padres, lo mejor que les puedes dar a tus hijos es tu presencia en cuerpo, alma y espíritu, lo que más anhelan ellos es tu compañía, tus consejos, tu tiempo, el compartir contigo, el comunicarse contigo, el aprender de ti, pero desafortunadamente desde el momento en que decidiste que la formación de tu hijo era responsabilidad de un plantel educativo y que la casa era solo para descansar te hiciste a un lado en su formación.
 
La formación comienza en casa, continua en casa y termina en casa, es responsabilidad de los padres el enseñar valores morales y espirituales, estas cosas un niño nunca las aprenderá en una escuela donde su modelo son otros niños que no tienen identidad ni carácter, lo aprenden en casa con papá y mamá, no lo aprenderán porque coloques un tablero en la sala de tu casa y se las dictes, lo aprenderán al compartir tiempo contigo, al comunicarse contigo, al ver tus reacciones, tu manera de afrontar las crisis, tu integridad en tiempos difíciles, pero si no pasan tiempo contigo, ¿cómo aprenderán?.
 
El plantel educativo podrá darles información, pero solo un padre podrá formar la siguiente generación. Y la ausencia de padres, no físicamente, pero emocional y espiritualmente esta creando generaciones huérfanas, que están siendo conformadas a imagen y semejanza de la cultura del momento, viviendo vidas sin propósito ni dirección, sin identidad y faltas de amor.
 
Ser padre es un privilegio hermoso, es honroso, Dios es Padre y cuando participamos de la paternidad con todo nuestro ser, estamos participando de la misma esencia de Dios.
 
Pero Dios mismo sabe cuanto cuesta, a Él le costo lagrimas y la vida misma, no cuesta únicamente dinero, es sacrificio, sudor y lagrimas, es darle valor a lo que verdaderamente vale la pena, es jugar con tu hijo aunque lo que más quieres hacer después de un arduo día de trabajo es recostarte y ver una película, es leerles a tus hijos, aunque lo que más desearía tu cuerpo hacer en ese momento es simplemente mandarlos a ver televisión mientras te recuestas.
 
Padres, sus hijos no se pierden en la llamada adolescencia, se pierden en la infancia, en la juventud se cosecha lo que se sembró en esos años tempranos, pero no todo esta perdido, de la mano de Dios siempre hay nuevas oportunidades, solo que cuestan más trabajo y muchos no están dispuestos a pagar el precio.
 
Gracias a Dios por nuestros padres, que no sabían más, que no conocían más, que hicieron lo mejor que pudieron con la instrucción que recibieron, pero que responsabilidad la que tenemos las nuevas generaciones, de agradecer por los éxitos de nuestros amados padres, pero también de atrevernos a marcar una diferencia no cometiendo sus mismos errores, dándole valor a lo que verdaderamente tiene valor y atreviéndonos a ser padres presentes en cuerpo, alma y espíritu en la formación de nuestros hijos, así nos cueste lagrimas y la vida misma, nuestras generaciones lo agradecerán y los cielos celebrarán.
 
¡Dios te Bendiga!

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