«Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.»
¿En qué estamos poniendo nuestra esperanza? ¿Estamos poniendo nuestra esperanza en la oración que hicimos? ¿en la vigilia a la que asistimos? ¿en el ayuno que estamos haciendo? ¿en los pecados que estamos confesando? ¿en la ofrenda que estamos dando? ¿en las manos que estamos imponiendo? ¿en el aceite que estamos derramando? ¿en la alabanza que estamos cantando? ¿en el pasaje que estamos leyendo? ¿en el devocional que hemos hecho?
Qué fácil es poner nuestra esperanza en otras cosas que son menos que Cristo, incluso en cosas buenas pero que fácilmente nos pueden llevar a quitar nuestros ojos de Jesús y colocar nuestra esperanza en lo que hacemos y no en Aquél por quien hacemos lo que hacemos.
Que nuestra esperanza siempre este en Él y no en lo que hacemos, aún lo que hacemos para Él.
— Inspirado en el devocional Tiempo con Dios del 1 de Febrero de 2016, Mateo 12:1-21