El amor comienza en casa

Blog_MeditacionesMiercolesY hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos Judíos. Había quienes decían: “Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas somos muchos; por tanto, que se nos dé trigo para que comamos y vivamos.” Había otros que decían: “Nosotros tenemos que empeñar nuestros campos, nuestras viñas y nuestras casas para conseguir grano, a causa del hambre.” También había otros que decían: “Hemos pedido dinero prestado para el impuesto del rey sobre nuestros campos y nuestras viñas. Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, y nuestros hijos como sus hijos. Sin embargo, estamos obligando a nuestros hijos y a nuestras hijas a que sean esclavos, yalgunas de nuestras hijas ya están sometidas a servidumbre, y no podemos hacer nada porque nuestros campos y nuestras viñas pertenecen a otros.”

Entonces me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras. Se rebeló mi corazón dentro de mí, y reprendí a los nobles y a los oficiales y les dije: “Ustedes están cobrando en exceso cada uno a su hermano.” Por tanto congregué contra ellos una gran asamblea. Nehemías 5:1-7

Hemos sido formados en comunidad y para la comunidad, somos más que tan solo el pueblo de Dios, somos hermanos, somos familia, no somos «como una familia», somos realmente FAMILIA, hacemos parte de una gran familia llamada humanidad, y en Cristo hacemos parte de una familia aún más grande, la familia de los que creyentes, la familia de la Fe.

Cuan fácil a veces es perder de vista este hermoso hecho, somos una familia y tenemos un Padre Eterno, el amor, el dar y perdonar debe caracterizar nuestras relaciones, es triste ver rencor y falta de perdón entre los miembros de la familia de la Fe, como si no hubiéramos sido amados y perdonados por nuestro Padre celestial, es un insulto a la muerte de Jesús cuando habiendo sido perdonados de tan gran deuda eterna de pecado, no somos capaces de perdonar a nuestros hermanos cosas terrenales y pasajeras.

Que podamos amar sin condición y perdonar, aunque tengamos la razón, comenzando por la familia de la Fe pero sin detenernos ahí, amando y perdonando, tanto a amigos como a enemigos, tanto a cercanos como a lejanos.

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