Hay un tema muy interesante en algunos círculos cristianos, y es que se habla mucho de tener reuniones con propósito. Si tu y tus hermanos en la Fe se van a reunir, no pueden hacerlo simplemente para charlar, conocerse, jugar algo, etc. No, debe ser con algún propósito. No pueden simplemente perder el tiempo en cosas tan vanas como conocerse mutuamente y pasar tiempo juntos.
Es así como se la levantado una falsa piedad, donde toda reunión, toda salida que involucre a los hermanos debería tener un objetivo «religioso», sea leer la biblia, compartir el evangelio con otros, orar, adorar, etc. No podemos simplemente vivir, no, eso es demasiado banal para el pensamiento religioso actual.
Y es así como se nos ha robado de algo tan simple, como el conocernos mutuamente! Cuando leemos el Nuevo Testamento, en especial las cartas de Pablo, nos damos cuenta de que este hombre conocía a las personas a quienes les escribe. Nos damos cuenta de que todos se conocían entre si, que compartían sus vidas!
Estas personas no solamente oraban juntas, adoraban juntas, compartían sus dones entre si, no solo eso, sino que también hacían todas estas cosas «banales», y «triviales» juntos! Y eso los unía, eso hacia que se conocieran, que creciera ese amor mutuo! Creer que los hermanos se deben unir únicamente cuando vayan a orar, es perder por completo el sentido de la palabra «comunidad».
Creer que si los hermanos se unen para jugar, para hablar, para compartir una comida, un asado, una cena, es algo trivial, es perder por completo el sentido de la palabra «comunidad». Pero esto es lo que la religiosidad nos ha hecho, nos ha despojado de las cosas simples y sencillas de la vida, y ha remplazado la comunidad, este compartir nuestras vidas en amor, en Cristo Jesús, y lo ha remplazado por un ritual semanal.
El vivir, compartir, charlar, conocernos, orar, adorar, reír, llorar, el simplemente vivir y amar, las cosas simples de la vida, todo ello se ha perdido, y se ha cambiado por una serie de rituales, de ceremonias, de obras que se deben hacer, de pasos que se deben seguir, de requisitos que se deben cumplir!
Ya no podemos simplemente pasar una tarde juntos hablando o jugando un juego de tablero! No, eso es demasiado banal, demasiado trivial! Deberían estar leyendo la biblia mas bien! Hacer algo «productivo». Cómo si el conocerse, como si el hablar, el entablar relaciones no fuera productivo, de alguna manera, el activismo religioso se ha igualado al ser «productivo». Dios nos libre!
Y ni que decir de aquellos pobres cristianos del primer siglo que no poseían una biblia! Ni siquiera un nuevo testamento! Como harían para tener reuniones productivas y con propósito? Pero bueno, eso es tema de otra entrada.
El caso es que, las cosas deben cambiar. Todas esas cosas que unen a los seres humanos, el comer juntos, vivir juntos, compartir juntos, jugar, reír, llorar, etc. son atacadas por la religiosidad, y como son vistas como «perdida de tiempo» crean culpabilidad entre los hermanos y a la final nos roba de la verdadera vida de comunidad, nos despoja de la oportunidad de hacer algo tan sencillo como conocernos mutuamente.
El conocer a tu hermano, el conocer a tu hermana, el conocer la comunidad con la que compartes tu vida, la comunidad de los redimidos, de los santos de Dios, de tus hermanos y hermanas, nunca será algo improductivo y sin propósito, porque aun en esas reuniones “sin propósito”, conoces el carácter de tu hermano, de tu hermana, conoces tu verdadero carácter y ahí es forjado, es ahí donde la Cruz tiene la oportunidad de obrar, en las discusiones que surgen, en las asperezas, todo esto obra para bien.
Y es hermoso, porque al final “a pesar de” todas nuestras diferencias, Jesucristo nos ha unido, y nos ha reconciliado, no solo con Dios mismo, sino con la humanidad misma, nos ha dado una familia, hermanos y hermanas.