El Reino de Dios es un tema recurrente en el Nuevo Testamento, y es un tema recurrente en los círculos cristianos. Mucho se habla de este tema del reino de Dios, pero poco se habla de la autoridad del Rey sobre dicho reino.
Porque, si Jesucristo es el Rey, no debería ser también entonces quien dirija las cosas? Quien diga cómo se deben hacer, donde se deben hacer y cuando se deben hacer? Pero cuán lejos es esto de la realidad, muchas veces son las estrategias de mercadeo, los métodos y estructuras que han «funcionado en otro lado» las cuales deben funcionar para nosotros también.
Muchas veces es más fácil seguir la tendencia de moda, aquello que sabemos que funciona, que buscar a Aquel que hace funcionar las cosas. Porque es tan difícil dejar que Jesucristo sea el Rey? Si el reino de Dios ha penetrado en este mundo, no debería el Rey dirigir sus acciones?
Pero hay todo este movimiento moderno lleno de estructuras, modelos, esquemas, que nos ahoga, y nos ha quitado las cosas simples, básicas de la vida, que si hay un reino, debería de haber también un Rey, y si hay un Rey hay una manera de hacer las cosas: a SU manera. Por encima de métodos, de estrategias, de aquello que funciona, nuestro punto de partida debería de ser EL. Porque por medio de Él y para Él son todas las cosas. Que esta expresión venga a ser una realidad en nuestras vidas, cada día, a cada momento, que la gente pueda ver que Él ES EL REY.