«…Venga a nosotros tu reino…»
Era el Reino de Dios para los primeros cristianos un asunto de un mundo espiritual, supernatural, que habría de manifestarse al final de los tiempos y que no tiene nada que ver con la realidad diaria de nuestras vidas? O es un asunto que iba entrelazado con el diario vivir? Cuando Jesucristo enseño a sus discípulos a orar, les dio el famoso «Padre Nuestro», y lo que se hora ahí, nos muestra que es una oración diaria.
Que es que el Reino de Dios venga a nosotros? Es algo netamente interno, del alma, del espíritu? O es algo que afecta nuestra realidad física? Es algo que afecta la manera en que andamos, en que nos movemos en este mundo? Es algo que tiene el poder de tener un impacto sobre la sociedad que nos rodea? O es algo para practicar el silencio, en lo secreto, en lo profundo del corazón, de mi ser con Dios y nada mas.
Que era el Reino de Dios para los primeros cristianos? Y aun mas, que era para Jesucristo? Cuando Jesucristo hablaba del Reino de Dios, a que se refería? Que entendían los que lo escuchaban? Lo que hacia Jesucristo, lo hacia alejado de la realidad? Era una filosofía, una forma de pensamiento y nada mas? Cuando veo lo que Jesucristo hacia, veo que el HACIA, actuaba, no era un pensamiento filosófico, no era un reino en lo profundo de su ser, era que el Reino de Dios estaba en la tierra en la presencia de Jesucristo, y producía cambios a su alrededor, producía revolución en su alrededor.
Y no hablo de una revolución armada ni nada por el estilo, fue una revolución que cambio la forma de ver la vida en este planeta, el Rey ha venido, y ha venido a reinar, cambiando la manera de hacer las cosas, estableciendo el diseño, el principio divino, «escucharon que fue dicho… mas yo os digo!», y dio herramientas practicas, dio un vivir practico, tangible, de esta realidad, no abstrajo a la gente de su realidad diaria, por el contrario, les mostró como traer el Reino de Dios a esa realidad diaria!
Que aprendamos a ver el Reino de Dios como una realidad practica, de impacto en nuestras vidas y de aquellos que nos rodean, y no como un asunto etéreo, lejano y filosófico.