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Muchos parecen olvidar nuestros inicios, se olvidan que hace tan solo unas decadas no contábamos con telefonos celulares, imagen satelital, internet, y si vamos mas lejos no contábamos ni con radio, ni medios de comunicación masivos. Lo único que teniamos era el voz a voz (Una persona iba de una provincia, ciudad, pueblo al otro anunciando noticias, y la noticia se daba a conocer de boca en boca, por lo que una persona le decía a otra y esta retransmitía el mensaje, etc).
Si vamos mas atrás nos vamos a encontrar con que esta era la manera de dar a conocer una noticia, fuera buena o mala, no podías tener tu blackberry y recibir la noticia en tu celular a tan solo segundos de ocurrido el hecho, tampoco tenias un iPhone, un Samsung, Nokia, etc. Tu podías estar en una ciudad, y a tan solo kilómetros de distancia se podría dar una catástrofe, una guerra, o el nombramiento de un nuevo funcionario publico, pero tu no te dabas cuenta, esto es hasta que alguien venia de dicha ciudad a contarte.
Si vamos mas atrás, a la época antes de Jesucristo, cuando un nuevo rey era nombrado, cuando un nuevo rey tomaba posesión, este traía consigo mismo reformas, para bien o para mal, pero cuando tomaba posesión, cuando se sentaba en el trono a reinar, no había manera en que las otras provincias lo supieran de inmediato, se tenían que despachar mensajeros del reino para que fueran por los montes, por los valles, y por todas las ciudades, pueblos y demás a anunciar que había un nuevo rey, que había un nuevo plan de gobierno.
Esto eran buenas noticias para todos, en especial para los pobres, dado que un cambio de rey era la esperanza de que las cosas cambiaran, de que tal vez se acabara la injusticia, de que por fin alguien los ayudara a salir de su condición al ofrecer los medios y las condiciones para un comercio mas justo, para tener acceso a tierras, etc. Pero vez tras vez eran defraudados, los reyes uno tras otro no hacían sino aprovecharse de su poder, los ricos se hacían mas ricos, los pobres mas pobres.
Así fue por mucho tiempo en la historia de Israel, hasta que ellos comenzaron a pedir un cambio, hasta que se comenzó a levantar un movimiento donde se esperaba la llegada del Mesías, el cual traería el Reino de Dios, ellos estaban cansados de un gobernante humano, ya habían sido defraudados, engañados vez tras vez, querían que Dios mismo fuera su Rey, que Dios mismo fuera quien se sentara en el trono y reinara, porque Dios es un Dios justo, el se iba a encargar de poner las cosas en su lugar, no habría corrupción, no habría desigualdad, seria una utopía si fuera Dios mismo quien reinara en Israel, y en el mundo entero.
Así que, este movimiento se comenzó a levantar, expectantes, profeta tras profeta confirmaba que en algún punto de la historia Dios mismo levantaría a su Mesías, su Ungido, su Enviado, y que Dios seria Rey sobre la nación de Israel y sobre el mundo entero.
Así que, con este anhelo en mente, cada vez que se veían a los mensajeros descender de los montes, o venir de los valles a un poblado, la gente estaba expectante! Todos salían a recibirlos, a escuchar que noticias podrían traer! Sera que estos mensajeros vendrían a traer buenas nuevas? Sera que esta vez, no es cualquier rey el que ha tomado posesión, sera que ya se manifestó el Ungido de Dios? Sera que esta vez el mensaje es que Dios mismo es quien reina? Esa era la esperanza de muchos en Israel, que sobre los montes, vinieran aquellos que anunciarían las buenas nuevas: Tu Dios, Reina!
Cuando entendemos el contexto de las cosas, entendemos mejor lo que leemos, entendemos mejor la labor apostólica, entendemos mejor lo que significa el Reino de Dios, y este pasaje hermoso cobra un significado aun mas asombroso:
«¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz, del que trae las buenas nuevas de gozo, del que anuncia la salvación, y dice a Sion: Tu Dios reina!» – Isaías 52:7