No hay atajos con Dios…

Con Dios no hay atajos, todo es un proceso, es un madurar, un crecer, un regar la semilla, un esperar el tiempo de la siega. Con Dios no hay atajos al éxito, no hay tres pasos para ser un cristiano exitoso, no hay 5 pasos para obtener la unción poderosa, no hay 7 pasos para alcanzar las promesas de Dios.

Con Dios no hay atajos, solo hay un camino, una puerta, una verdad: Jesucristo. Con Dios es el tomar tu cruz cada día y seguirle, con Dios no existe el método microondas para alcanzar el propósito divino, Dios tiene un proceso para su comunidad, para sus hijos. Hay un proceso de crecimiento, de madurez y no hay atajos.

Es un proceso de buscar dia a dia, de tocar la puerta, de llamar, de perseverancia y constancia, es un proceso del dia a dia, y no es un proceso de una sola vez, de un evento, de una oracion, de una ministracion y se termino. No, con Dios no es asi, por eso el buscarle, el dedicarle tiempo dia a dia, el buscarle en silencio, el apartar tiempos para simplemente percibirle, para conectarse con El, son importantes, y no se deben menospreciar.

Si Jesucristo lo hacia, como no nosotros, la vida divina en nuestro interior clama por la fuente de Vida, es nuestra responsabilidad responder a ese clamor, el apartar tiempos de quietud, de buscarle solo a El, de deciarle un tiempo solo a El, esta era de afanes y de las cosas microondas le ha robado a la iglesia cosas tan valiosas como la oracion, el sacar tiempos para meditar en Dios.

Se esta levantando toda una generación que no le ve sentido a la oración, al meditar, al contemplar a Dios, toda una generación que cree que con tener un postulado mental, con conocer verdades a nivel doctrinal, que con esto ya tiene la realidad espiritual, una vil mentira.

Toda una generación se esta levantando que conoce las letras de las canciones, pero no conoce el contenido del nuevo testamento, que conoce las promesas del Padre, pero no conoce las demandas del Rey, que anhela poder, dones, operaciones, ministerios, pero no quiere pagar el precio de una vida de santidad y oración, de una vida a sus pies.

Algo debe cambiar.

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