La iglesia no es un edificio, ahora, muchos leerán esta frase y pensaran “si, eso ya lo sé”, ¿entonces porque no actuamos como que lo sabemos? ¿porque nuestro vocabulario no cambia? cuantos el fin de semana pasado para asistir a sus reuniones dijeron “voy a la iglesia”, “nos vemos en la iglesia”, “estoy camino a la iglesia”, “estoy llegando a la iglesia”, “estoy entrando a la iglesia”, “¿vas para la iglesia?”, cuantos no usaron frases similares durante la semana pasada? Cuantos no les dicen a sus hijos “¿vas a ir a la iglesia?” “¡Debes comportarte en la iglesia!”.
Cuantos no han escuchado y/o utilizado expresiones como “esta es la casa de Dios”, “estamos en tu casa Señor”, “qué bueno es estar en la casa de Dios”, “este es el templo de Dios”, “nos vemos en el templo”, “frente al templo”, “el templo está más bonito”.
Cada vez que yo escucho expresiones como estas y muchas otras, me siento triste, porque se ha hablado mucho de este tema, y el cristiano promedio al que se le pregunta si la iglesia es el edificio físico, al pensar la pregunta dirá que “no”; pero en el diario vivir su vocabulario refleja otra cosa, al parecer no se ha hecho realidad en nuestro interior, porque de la abundancia del corazón, habla la boca.
Desafortunadamente la tradición religiosa ha hecho que este vocabulario incorrecto se perpetué, y al hacerlo nos roba de nuestra identidad, pensemos en esto por un momento, yo aprendo que soy Casa de Dios, pero entonces luego voy y veo alguna enseñanza en televisión, voy a alguna conferencia, etc.; y en ellas las personas que están con el micrófono comienzan a decir cosas como “Bienvenidos a la casa de Dios”, “que bueno es estar en la casa de Dios”, “Gracias Dios porque tu presencia esta en este lugar”, “Cuantos pueden sentir la presencia de Dios en este lugar?”, “Es que en ese lugar se siente una presencia tan hermosa”.
Y nos creemos estas mentiras, no digo que las personas que las digan sean mentirosas, lo que pasa es que esas frases son parte del vocabulario que hemos heredado por años, pero cuando yo hablo algo que no va acorde a la verdad estoy perpetuando una mentira, sea conscientemente o sinceramente equivocado; el caso es que lo que pasa es que escuchamos estas expresiones por tanto tiempo, nos bombardean, que terminamos creyéndonos el cuento.
Y es así como hacemos del lugar de la presencia de Dios algo externo a nosotros, cuando resulta que el Espíritu de Dios habita en nosotros; pero mientras sigamos con este vocabulario tradicionalista, vamos a seguir perpetuando una mentira, y nuestros hijos, hijas, jóvenes y todos los que nos rodean van a crecer con una falta de identidad gravísima.
No podemos perder nuestra identidad, de lo contrario estaremos llenándonos de puro conocimiento mental, pero cero realidad espiritual; de la abundancia del corazón, habla la boca.
El Espíritu de Dios no habita en ningún edificio, ningún edificio es la casa de Dios, nosotros somos la casa de Dios.
Por eso Pablo le escribe a los Corintios:
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? 1 de Corintios 3:16
Pero el que se une al Señor, es un espíritu con El. 1 de Corintios 6:17
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 de Corintios 6:19