Cuantas veces en nuestro caminar podemos cometer faltas, cometer errores, y sentirnos que nos hemos alejado tanto de Dios que ya no hay vuelta atrás; y cuando estamos en esas situaciones toda clase de voces se levantan en nuestras cabezas diciéndonos que no somos dignos, que no valemos la pena, y que no tenemos lo que se necesita para andar este camino.
Pero entonces viene Dios con su amor eterno y nos sorprende, nos levanta y nos llena de nuevas fuerzas, donde nosotros fallamos, El se convierte en nuestra fuerza, donde nosotros no tenemos lo que se necesita, El se encarga de hacer que lo tengamos, y donde nosotros no queremos seguir avanzando, El pone tanto el querer como el hacer.
Y es así como Su amor nos sorprende, nos sustenta y nos levanta, nunca vas a poder estar tan lejos de Dios que no puedas volver a El, porque en El somos, nos movemos y existimos, ¿a donde podrás huir de Su presencia? Y al ver esta maravillosa realidad nos damos cuenta de algo muy poderoso y es que siempre hay una nueva oportunidad.