“Dios se mueve a pesar de las estructuras, no gracias a ellas.”
Sera posible que cuando Dios soñó con su Casa, con sus hijos y con su amada desde antes de la fundación del mundo, ¿será que tenía en mente nuestros cultos dominicales? ¿Sera que su sueño era ver a sus hijos metidos en un auditorio mirando hacia al frente a unos pocos y siguiendo un ritual porque es lo que se ha hecho durante los últimos siglos? ¿Soñaría Dios con los músicos especializados? ¿Soñaría Dios con el predicador? ¿Soñaría Dios con la recolección de los diezmos, ofrendas, primicias y los anuncios? ¿Soñaría Dios con las «ministraciones», la despedida y demás?
A muchos les gusta hablar de reforma, pero la reforma tiene un costo, el costo de nuestras estructuras, y hasta que no lo paguemos, nuestras palabras no serán más que bonitos deseos de reforma, pero sin fundamento, sin hechos y sin realidad.
Espero algún día nuestras palabras de reforma y revolución sean respaldadas por nuestros hechos, porque nos hemos deshecho de estructuras muertas y sin vida, y así podamos decir #vivimosparati.