Desde los días de Abel de generación en generación Dios ha levantado a hombres y mujeres que deciden creerle a Él así les cueste lágrimas y la vida misma y así también de generación en generación se han levantado sus propios hermanos a destruirlos.
Uno de los golpes más duros con los que se encuentra un hijo de Dios es cuando comienza a leer su Biblia y se da cuenta de que las congregaciones a su alrededor, incluso en la que está, no hacen lo que está ahí escrito a pesar de que proclaman hacerlo y tienen una montaña de excusas, razones y motivos bien intencionados y muy lógicos para justificar una simple realidad: desobedecer a Dios.
La batalla más dura de un hijo de Dios no es contra Satanás, es contra la tradición. He aquí 7 señales de que eres un reformador:
#1. Crees lo que Dios dice.
#2. Cuestionas porque hacemos lo que hacemos, no por crear conflicto pero en una búsqueda sincera de la verdad.
#3. Practicas lo que la Biblia dice así otros no lo hagan.
#4. No aceptas las razones tradicionales para justificar la desobediencia a lo que Dios indica.
#5. Lloras cuando ves a otros engañados por la tradición.
#6. Te llenas de indignación por la culpabilidad con la que se somete a los hijos de Dios haciéndolos dudar de su identidad.
#7. Buscas ante todo la unidad de la iglesia, no contribuyes a su división así «tengas la razón».
Pero lo que menos necesita la iglesia es que los «reformadores» tomen la reforma como una excusa para justificar su rebeldía, falta de carácter, formación y madurez, no necesitamos más “reformadores” que dividan el lugar donde están o salgan a buscar un nuevo lugar como quien cambia de restaurante cada temporada.
Lo que se necesita más que nunca en esta generación es edificadores de la iglesia, que se atrevan a hacer la diferencia en el lugar donde están (Click aquí para ver un post en el que tocamos este tema).
Mi sueño es por una generación que viva lo que cree, yo sueño con mis hijos sabiendo que son hijos de Dios, casa de Dios y amados de Dios, sueño con generaciones que sepan lo que son, crean lo que son y caminen de acuerdo a lo que son, en comunidad: hijos de Dios.
¿Y a ti, se te ocurre alguna otra? Déjala en los comentarios en la parte inferior de esta página.
¡Dios te bendiga!