Que fácil es perder de vista a Jesús, los judíos habían esperado durante siglos al Mesías, todos los sábados iban a la sinagoga, leían las escrituras, las profecías al respecto, cantaban los salmos, y anhelaban de generación a generación el momento en que llegará aquel que los libertaria de sus pecados.
Pero cuando Jesús llega, no lo ven, cuando habla no lo escuchan, aunque salen a escucharlo y le siguen a donde quiera que vaya, aún los fariseos que tanto problema le ponen, no hacen sino seguirlo a donde quiera que vaya. Pero no oyen.
Así pasa con muchos, van a los servicios, cantan las canciones, escuchan las enseñanzas, pero no oyen, no hay una confrontación, no hay transformación, no hay un anhelo por más de Jesús, quieren la solución a su problema, o simplemente calmar conciencia, pero al final del día, no quieren seguir a Jesús, solo una religión.
Es más fácil seguir una religión que seguir a Jesús, porque la religión solo requiere que tu asistas y aportes dinero, Jesús requiere que tu CAMBIES en tu casa, en tu trabajo y en todas las áreas de tu vida; además requiere que aportes, si es necesario, tu vida misma.
Oh Jesús, no quiero perderte de vista, Jesús no quiero ignorar tus palabras, no quiero simplemente escuchar, quiero ser de los que oyen lo que tu dices y lo aplican, así cueste lagrimas y la vida misma.
«Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen. 17 Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron.»
— Inspirado en el devocional Tiempo con Dios del 4 de Febrero de 2016, Mateo 13:1-17