De adentro hacia afuera…

Blog_MeditacionesJueves«Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.»

Una de las cosas más impactantes es ver como lo que está dentro de nosotros es lo que nos contamina y es con estas cosas que Dios quiere tratar, nuestras iras, nuestras envidias, nuestros rencores, nuestra codicia, nuestro odio y muchas más, Dios anhela hacer una obra de adentro hacia afuera.

Pero mientras nosotros sigamos entretenidos con las cosas externas nunca habrá un cambio en nosotros, una transformación, un verdadero crecimiento de Cristo en nosotros, pero debemos reconocer que necesitamos ese cambio, que somos pecadores y hay maldad en nosotros, solo así nos atreveremos a aferrarnos a Dios para una transformación.

Por eso tal vez muchas veces es más fácil ir a un servicio, dar un poco de dinero, cantar una canción y demás, que tratar bien a nuestros familiares, no hablar mal de otros o perdonar.

Las cosas externas son fáciles, cualquiera las puede hacer, una oración aquí, que un poco de aceite allá, que un canto por aquí, pero trabajar en nuestro orgullo, cultivar la humildad, amar sin condición, perdonar aunque tengamos la razón, dar la otra mejilla, hacer un favor a esa persona que nunca fue capaz de ayudarnos, eso es lo que para Dios realmente cuenta.

Por otro lado a veces es más fácil culpar al diablo por la crisis en nuestro hogar que ver que realmente no estamos dedicándole tiempo a nuestra familia, culpamos a la iniquidad, demonios y demás porque nuestros hijos se alejan del Señor y no nos damos cuenta de que es nuestra incoherencia lo que los ha desilusionado.

Recuerdo la vez que un padre de familia me trajo a su hijo porque este decía muchas groserías en casa y el hijo lo primero que dijo fue “mi papá también lo hace”, el papá quería que el hijo hiciera algo que ni el mismo era capaz de hacer. Pero que hermoso es que tenemos un Padre Celestial que es nuestro modelo de vida y nos ha dado ejemplo para que sigamos sus pisadas, aún si nos cuesta lágrimas y la vida misma, como a Él le costó.

En fin, que sea el Padre haciendo la obra en cada uno de nosotros, desde el interior, ten cuidado cuando seas un gran hombre o gran mujer de Dios en tu congregación, pero tengas poco o nada de testimonio en tu propio hogar, oficina o universidad. No sea que termines siendo uno de esos que tanto detestaba Jesús: los hipócritas.

¡Dios te Bendiga!

-Inspirado en el devocional Tiempo con Dios del 11 de Febrero de 2016, Mateo 15:1-20


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