«Entonces Jesús, llamando junto a El a Sus discípulos, les dijo: “Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que están aquí y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos sin comer, no sea que desfallezcan en el camino.”
Este pasaje me parece tan hermoso, las palabras de Jesús son tan interesantes, no se, simplemente me hacen sonreír y es que Jesús ha estado sanando y atendiendo personas durante estos 3 días, y se presenta el problema de la escasez de alimentos y ¿qué hace Jesús? le comenta el problema a sus discípulos.
Esto simplemente me parece genial, Jesús el Mesías, le comenta el problema a los discípulos como esperando una solución de parte de ellos, ahora, estos son discípulos que hace un tiempo habían pasado por una situación similar y habían visto lo que Jesús había hecho en aquella ocasión.
Es como si estuviera nuevamente probándolos y así pasa con muchos de nosotros, hay situaciones que parecen repetitivas en nuestras vidas, pero se repiten porque no hemos aprendido la lección, nuestra reacción no debería ser la queja sino «¿qué me quieres enseñar, Padre?».
Y ¿cuál es la lección de esta historia? que cuando estamos con Jesús podemos estar seguros de algo y es que no pasaremos necesidad, Él se encargará de nosotros y ¿cómo lo hará? a través de otros, porque no hay nosotros sin otros.
Jesús multiplica lo que tenemos, lo poco que tenemos, en sus manos, hace toda la diferencia.
¿Qué necesidad hay a tu alrededor hoy, en tu trabajo, en tu universidad, en tu casa, en tu barrio? ¿qué harás cuando Jesús te diga que siente compasión por esa multitud? y aún más cuando te pregunte ¿cuantos panes tienes?
Recuerda, no es cuanto tienes lo que cuenta, es que haces con lo que tienes, porque aún lo poco tuyo obra milagros en las manos correctas, las manos de Jesús.
-Inspirado en el devocional Tiempo con Dios del 11 de Febrero de 2016, Mateo 15:29-39