«¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? Dichoso (Bienaventurado) aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así. De cierto les digo que lo pondrá sobre todos sus bienes. Pero si aquel siervo es malo, y dice en su corazón: ‘Mi señor tardará’; y empieza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se emborrachan, vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera, y a una hora que no sabe, y lo azotará severamente y le asignará un lugar con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir de dientes.»Que responsabilidad la que tenemos de perseverar en nuestra fe, como el mensaje de ayer hoy nos sigue recordando que no basta con haber creído en alguna ocasión, la fe es algo que es vivo, que es actual, que es continuo.
Hay un presente continuo en todo el pasaje, aquellos que vivimos para Dios no tenemos otra alternativa, no concebimos la vida de otra manera que rendidos ante Él, ¿cómo podremos volver atrás? ¿cómo podremos levantarnos en contra de nuestros hermanos por quienes Él lo dio todo?
La respuesta esta en la falta de esperanza, cuando perdemos la esperanza, cuando creemos que nuestro amado no va a regresar, cuando perdemos nuestra fe, es ahí donde podemos caer en maldad, en levantarnos unos contra los otros.
Trabajemos en nuestra salvación con temor y temblor, recordando siempre que del Señor nuestro Dios obtendremos recompensa si no nos damos por vencidos.
-Inspirado en el tiempo con Dios del 12 de Marzo de 2016, Mateo 24:36-51