«En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron.»Realmente es estremecedor ver que al final de los tiempos, no es a cuantos servicios asistimos, a cuantos eventos asistimos, cuantas escuelas tomamos, cuanta biblia leímos, cuanto tiempo pasamos orando, ayunando y alabando lo que cuenta delante de Dios, pero es como todas estas cosas nos impulsaron a tomar acción para con nuestro prójimo.
A cuantos visitamos, a cuantos ayudamos, a quienes extendimos nuestra mano, como nos portamos con aquellos que nos rodean, con los de nuestro hogar, nuestra comunidad, lugar de trabajo y universidad, con aquellos desconocidos que nos piden ayuda mientras nos dirigimos a algún lugar.
En la dinámica divina nuestros actos religiosos no son nada si no van acompañados de actos de misericordia para con los demás, el amor a Dios se ve reflejado en mis actitudes para con otros, no en mis oraciones y canciones a Él.
Es necesario hacer lo uno, sin dejar de hacer lo otro, es necesario ser integrales, nuestro amor a Dios debe verse reflejado en un mayor amor por otros, así ha sido y siempre será, no te dejes engañar.
Si no amas a tu hermano que ves, no digas que amas a Dios a quien no ves, por más consagrado que digas ser.
Padre ayúdanos a amar como tu amas: sin condición y a perdonar como tu nos has perdonado: aunque tengamos la razón.
-Inspirado en el devocional TcD del 15 de Marzo de 2016, Mateo 25:31-46