Estos son los sacerdotes y los levitas que subieron con Zorobabel, hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras, Amarías, Maluc, Hatús, Secanías, Rehum, Meremot, Iddo, Gineto, Abías, Mijamín, Maadías, Bilga, Semaías, Joiarib, Jedaías, Salú, Amoc, Hilcías y Jedaías. Estos eran los jefes de los sacerdotes y sus parientes en los días de Jesúa.
Y los levitas eran Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, encargado, él y sus hermanos, de los cánticos de acción de gracias. También Bacbuquías y Uni, sus hermanos, estaban frente a ellos en sus ministerios respectivos. Y Jesúa engendró a Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib, y Eliasib engendró a Joiada, y Joiada engendró a Jonatán, y Jonatán engendró a Jadúa.
En los días de Joiacim, los sacerdotes jefes de casas paternas fueron: de Seraías, Meraías; de Jeremías, Hananías; de Esdras, Mesulam; de Amarías, Johanán; de Melicú, Jonatán; de Sebanías, José; de Harim, Adna; de Meraiot, Helcai; de Iddo, Zacarías; de Ginetón, Mesulam; de Abías, Zicri; de Miniamín y de Moadías, Piltai; de Bilga, Samúa; de Semaías, Jonatán; de Joiarib, Matenai; de Jedaías, Uzi; de Salai, Calai; de Amoc, Eber; de Hilcías, Hasabías; de Jedaías, Natanael.
En cuanto a los levitas, jefes de casas paternas, fueron inscritos en los días de Eliasib, Joiada, Johanán y Jadúa; también los sacerdotes hasta el reinado de Darío el persa. Los hijos de Leví, jefes de casas paternas, fueron inscritos en el libro de las Crónicas hasta los días de Johanán, hijo de Eliasib. Y los principales de los levitas eran Hasabías, Serebías y Jesúa, hijo de Cadmiel, con sus hermanos frente a ellos, para alabar y dar gracias, según lo prescrito por David, hombre de Dios, sección frente a sección. Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesulam, Talmón y Acub eran porteros que mantenían guardia en los almacenes junto a las puertas. Estos sirvieron en los días de Joiacim, hijo de Jesúa, hijo de Josadac, y en los días de Nehemías, el gobernador, y de Esdras, el sacerdote y escriba.
En la dedicación de la muralla de Jerusalén buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén, a fin de celebrar la dedicación con alegría, con himnos de acción de gracias y con cánticos, acompañados de címbalos, arpas y liras. Y se reunieron los hijos de los cantores del distrito alrededor de Jerusalén, de las aldeas de los netofatitas, de Bet-gilgal y de los campos de Geba y Azmavet, pues los cantores se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén. Y los sacerdotes y los levitas se purificaron; también purificaron al pueblo, las puertas y la muralla. Nehemías 12:1-30
Que hermoso ver, como se repite una y otra vez el tema de dar gracias, a veces cuando vamos delante de la presencia de nuestro Padre, tenemos tantas peticiones, hay tanta necesidad en nuestras propias vidas y las de los que nos rodean, que podemos perder de vista el agradecer por lo que tenemos actualmente e incluso reconocer en otros lo que tienen.
A veces las personas vienen a nosotros cargadas de problemas y dificultades y nosotros nos dejamos cargar también, una neblina de pesimismo entra a nuestras vidas, cuando deberíamos de reconocer que si, que hay problemas, pero también hacerle ver a la persona aquello por lo que debe estar agradecida, el hecho de que pueda contar sus problemas quiere decir que tiene vida, tiene algo por lo cual agradecer.
Y nosotros, tenemos un privilegio hermoso por el cual estar agradecidos, que aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros, que tenemos el privilegio y honor de hablar con el Creador de todo el universo, la oración es un acto hermoso de fe, es un gran honor el poder hablar con Dios, a veces lo tomamos como una obligación, como un ritual que hay que hacer para que la comida no nos siente mal, nos hemos vuelto tan supersticiosos y necios, no nos damos cuenta de que el solo hecho de poder orar y alabar es algo por lo cual dar gracias.
Estemos agradecidos que un Dios tan majestuoso y poderoso, que sostiene el universo con la palabra de su poder, se digne a escuchar a seres tan imperfectos como nosotros, tan caídos y llenos de tanto egoísmo, wow, Él es verdaderamente maravilloso, gracias Padre por que tus misericordias son nuevas cada día.