Entonces Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sitim a dos espías diciéndoles: “Vayan, reconozcan la tierra, especialmente Jericó.” Fueron, pues, y entraron en la casa de una ramera que se llamaba Rahab, y allí se hospedaron. Pero le dieron este aviso al rey de Jericó: “Unos hombres de los Israelitas han venido aquí esta noche para reconocer toda la tierra.” Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rahab: “Saca a los hombres que han venido a ti, que han entrado en tu casa, porque han venido para reconocer toda la tierra.”
Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido, y respondió: “Sí, los hombres vinieron a mí, pero yo no sabía de dónde eran. Los hombres salieron a la hora de cerrar la puerta, al oscurecer. No sé adónde fueron. Vayan de prisa tras ellos, que los alcanzarán.” Pero ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los tallos de lino que había puesto en orden en el terrado. Los hombres los persiguieron por el camino al Jordán hasta los vados. Tan pronto como salieron los que los perseguían, fue cerrada la puerta de la ciudad.
Antes que los espías se acostaran, Rahab subió al terrado donde ellosestaban, y dijo a los hombres: “Sé que el Señor les ha dado esta tierra, y que el terror de ustedes ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes del país se han acobardado ante ustedes. Porque hemos oído cómo el Señor secó el agua del Mar Rojo delante de ustedes cuando salieron de Egipto. También supimos lo que hicieron a los dos reyes de los Amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a quienes destruyeron por completo.
Cuando oímos esto, nos acobardamos, no quedando ya valor en hombre alguno por causa de ustedes. Porque el Señor, el Dios de ustedes, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Ahora pues, júrenme por elSeñor, ya que los he tratado con bondad, que ustedes tratarán con bondad a la casa de mi padre. Denme una promesa segura, de que dejarán vivir a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y a mis hermanas, con todos los suyos, y que librarán nuestras vidas de la muerte.”
Y los hombres le dijeron: “Nuestra vida responderá por la de ustedes, si no revelan nuestro propósito. Y sucederá que cuando el Señor nos dé la tierra, te trataremos con bondad y lealtad (sinceridad).” Josué 2:1-14
Quien iba a pensar que una ramera llegaría a ser no solo la que permitiría espiar Jericó, pero que seria una de las que tendría uno de los más altos honores en Israel al pertenecer a la genealogía del Rey David y aún un honor mayor el de pertenecer al linaje de nada más y nada menos que el Mesías, Jesús.
No debemos nunca menospreciar a los que Dios pone en nuestro camino, no debemos dejar de compartir con ellos las buenas nuevas del Reino, podríamos estar en la presencia de aquellos que cambiarán la historia de la iglesia con una verdadera reforma, podemos estar ante padres de generaciones que trastornarán el mundo con la Palabra del Evangelio.