«Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.» ¿En qué estamos poniendo nuestra esperanza? ¿Estamos poniendo nuestra esperanza en la oración que hicimos? ¿en la vigilia a la que asistimos? ¿en el ayuno que estamos haciendo? ¿en los pecados que estamos confesando? ¿en la ofrenda que estamos dando? ¿en las manos que estamos imponiendo? ¿en el aceite que estamos derramando? ¿en la alabanza que estamos cantando? ¿en el pasaje que estamos leyendo? ¿en el devocional que hemos hecho? Qué fácil es poner nuestra esperanza en otras cosas que son menos que Cristo, incluso en cosas buenas pero que fácilmente …
Y en Su nombre pondrán las naciones su esperanza.
