Ser un líder no siempre es fácil, pero lo peor de todo es cuando los líderes se imponen a sí mismos cargas que nunca debieron cargar solos y por causa de la tradición y el ritmo de vida de este mundo adquieren hábitos que los alejan de su potencial en Dios, por eso te invitamos a tomar 5 minutos para escuchar este tema y compartirlo con líderes y pastores que conozcas:
730 – 7 Habitos que queman a los lideres y su solución |
¿No tienes como escucharlo en este momento? Puedes leer este corto tema aquí:
Aunque en algunos círculos la palabra líder es mirada con recelo, la verdad es que como lo queramos llamar: líder, siervo, ministro, servidor, jefe, padre, madre, pastor, staff, hermano mayor, etc. Lo que importa más allá de la palabra es lo que ella implica, usualmente en un ámbito cristiano para nosotros un líder es toda persona que tiene una posición de influencia al ayudar/servir a los demás.
Ya hemos hablado anteriormente de 8 características de un liderazgo sano, en esta ocasión miraremos 7 hábitos que queman a los líderes y su solución:
#1. Hacer todo.
Podemos ser buenos en muchas cosas (por no decir regulares), pero únicamente podemos ser excelentes en unas pocas, los líderes a veces olvidamos que estamos limitados por el tiempo, nuestro tiempo es valioso y el querer hacer todas las cosas es lo que quema a muchos líderes y les impide pasar de ser buenos líderes a ser excelentes. Solución: Enfócate en lo verdaderamente importante y aprende a delegar.
#2. Estar pendiente de cada detalle.
Muchos líderes asienten con la cabeza orgullosamente porque piensan que están delegando labores, pero si las personas a las que les has delegado labores tienen que pedir tu aprobación por cada pequeño detalle es porque no estas realmente delegando, de nada me sirve delegar la organización de un evento a un grupo de apoyo si el grupo de apoyo tiene que solicitar mi aprobación para que yo decida temas como que sabor de jugo se va a servir, etc. Solución: Aprende a delegar autoridad, de nada sirve delegar si tú tienes que aprobar cada pequeño detalle.
#3. Siempre decir SI.
Muchos líderes se queman porque no saben decir NO, desafortunadamente creen que ser un líder implica tener, todo el tiempo, tiempo para todos, esto es una mentira, hay un tiempo para todo, la Biblia lo indica, pero a veces nos creemos más sabios que Dios, los líderes deben aprender a decir NO, una agenda apretada no es sinónimo de una vida productiva. Solución: Mantén una agenda y aparta en ella tiempos donde realmente puedas trabajar y ser productivo en avanzar la misión que Dios te ha entregado.
#4. Tener tiempo para todos menos su familia.
Esto no solo quema al líder, termina quemando a su familia y causando división, en algunos casos incluso el divorcio, la queja de muchos hijos de líderes y pastores, así como sus esposas, es la falta de tiempo en familia. Solución: Dale prioridad al tiempo en familia, se intencional al respecto, inclúyelo en tu agenda y no cambies esos tiempos por nada ni por nadie.
#5. No descansar.
Muchos líderes portan la fatiga como señal de orgullo pero no lo es, es señal de desorden, Dios es un Dios de orden y ha establecido el descanso como algo esencial, aún Jesús tuvo tiempos de descanso, ¿nos creemos mejores? Muchos líderes mantienen dormidos, ojerosos y no son productivos por la falta de descanso, eso no es ser fiel con lo que Dios nos ha encomendado, es todo lo contrario; Muchos ven el descanso como una pérdida de tiempo cuando es una inversión porque nos ayuda a ser mucho más productivos. Solución: Tomar el descanso como una inversión y ser intencional al respecto, oblígate a ti mismo a descansar, tu familia y equipo de trabajo te lo agradecerán.
#6. No tener tiempos de oración.
Esto es de lo más gracioso de todo, pero suele pasar, podemos estar trabajando en la obra de Dios y perder de vista al Dios de la obra, cuando no oramos estamos diciendo «yo puedo hacer esto solo, no necesito de Ti», la oración es un acto de fe y de humildad, porque es reconocer que no son nuestras fuerzas, que no podemos solos. Solución: Tener tiempos de oración intencional por aquellos que están a nuestro cuidado, por la labor que estamos desempeñando, etc.
#7. Dejar a un lado la visión.
Todo lo anterior suele ser causado por una falta de visión, no se trata de tan solo tener la visión escrita y colgada en un lugar de tu oficina (aunque eso ayuda mucho), de nada sirve que tengamos la visión escrita en algún lado si no la recordamos constantemente, debemos estar motivándonos a nosotros mismos, pregúntate ¿qué es lo que te motiva?, ¿qué es aquello que Dios ha colocado en ti para hacer?
Cuando tienes clara la visión caminas en pos de ella por lo cual aprendes a delegar aquellas cosas que no son esenciales a lo que Dios te ha mandado para poder enfocarte en lo que Dios te ha entregado, es lo que hizo que los apóstoles declararan esa frase tan famosa: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas. Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea. Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra. (Hechos 6:2-4)
La cuestión no es que una labor sea más honrosa que la otra, la cuestión es ¿cuál es tu llamado? ¿Cuál es tu responsabilidad? dedícate a ello y deja que otros se dediquen a otras cosas que hacen parte de su llamado.
Cuando te enfocas en lo que Dios te ha entregado aprendes a decir que NO a cosas que aunque sean muy buenas no te acercan a alcanzar la visión que Dios te ha dado, cuidas de tu familia y guardas con celo tu agenda porque sabes que el tiempo es limitado y necesitas enfocarte en lo que Dios te ha encomendado; Esto te lleva a apreciar el descanso porque sabes que debes dar lo mejor de ti para alcanzar la visión y mantienes tiempos constantes de oración porque reconoces que solo Dios te pude sostener para alcanzarla. Solución: Escribir la visión que Dios te ha dado, dejarla en un lugar visible y repasarla periódicamente.
Y a ti, ¿se te ocurre alguna otra?
¡Dios te Bendiga!